miércoles, 21 de julio de 2010

A medio siglo de una ruptura.

En 1958 nacía la disciplina en el país. Pichon Rivière versus el psicoanálisis.

Corría 1958 y desde Buenos Aires partía un tren con destino final Rosario, provincia de Santa Fe. Algunos de los psicoanalistas más importantes del país viajaban en él para lanzar una experiencia inédita: algo así como un laboratorio social, mezclado con trabajo en comunidad y usando técnicas interdisciplinarias. A la cabeza iba Enrique Pichon Rivière, acompañado por psicoanalistas como David Liberman, Fernando Ulloa, José Bleger, Edgardo Rolla. La experiencia iba a ser extraña, y polémica. Las ansiedades dominaban el paisaje, y fue entonces cuando Pichon Rivière dijo a sus discípulos: “Si cuando tomemos el tren de vuelta nos tiran con bosta, quiere decir que cuando un grupo como este hace en Rosario lo que terminemos haciendo, al irse le tiran con bosta”. Nadie más volvió a dudar. Casi mil personas fueron al heterogéneo encuentro: estudiantes y profesores universitarios, boxeadores, pintores, corredores de seguros, obreros del puerto, empleados de comercio, amas de casa, algunas prostitutas.

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